El día empezó con un sol
radiante, las ganas de vivir nunca habían tenido tanto sentido y el aire para
respirar jamás se había sentido tan limpio y suave, la rutina era más llevadera
y él solo quería encontrarse con ella, verla nada más, no quería hablarle, ni
siquiera quería que lo viera cerca, a pesar de todo fue inminente el encuentro,
que para nada había sido preparado, simplemente se dio, como si por alguna
extraña razón debieran estar allí en ese momento. Ella dijo hola, él no supo
que más responder así que también dijo “hola”, luego de una mirada clara, no
tuvo más remedio que preguntar por su día, a lo cual ella le respondió de
manera evasiva, quizás escondiendo su vulnerabilidad y sus problemas. En su
mente no había más que un pensamiento, invitarla a salir, sin embargo el
obstáculo mental más destructivo de todo ser humano no lo dejaba pensar
claramente cómo debía hacerlo, la inseguridad y el miedo al “no” le hicieron
perder el momento crucial para haberlo dicho, no habiendo nada más que decir,
ella se despidió acercando su cara a la de él y dejándolo por ese día fuera de
combate, simplemente dio la vuelta y se fue, él confundido dio dos pasos
intentándola seguir, pero se detuvo al ver que esto no fue un hasta nunca sino
un hasta que deba ser.
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